domingo, abril 27, 2008

XV

a Luis


Me regalaste la fe,
Y sanaste mis heridas,
discutimos sobre locos y santos,
héroes y corcheas,
me regalaste la dicha,
saciaste mi sed,
dibujaste
con trazos muy finos
las palabras,
alas del sol,
nubes de la noche,
y mientras miramos las
estrellas taciturnas
te pregunto,
porqué brillan las estrellas?
Y en voz muy baja me respondes,
porque las iluminan las palabras.

XIV

Los colores de la piedad,
Las heridas que no sangran,
la gracia de tu mirada,
el abismo de tu abismo,
la búsqueda de la fe
como la fe que se derrama,
las cuatro palabras
que nunca dije,
esas pequeñas canciones
que me dieron felicidad,
la inocencia
el perdón
y volver
a comenzar.


XIII

Te digo que no,
que no es tan fácil.
cruzamos los canales en Montmartre
riendo, despertando sueños,
nos visita la dicha, temprano,
vestida de mañana
y sabemos que es la hora
de las profecías,
y ahora sería perfectamente posible
soñar tu vigilia
navegar tu cuerpo,
dibujo de tu alma.

ternura infinita,
y tu santuario,
pero…
las palabras
ya no son
y estoy solo
y este sueño,
pesadilla que no cesa,
y un abismo perfecto.